En el marco del fenómeno El Niño, la economía peruana enfrenta desafíos significativos que podrían repercutir en diversos sectores. Para la Dra. Rosa Moreno, Decana de la Facultad de Ciencias de la Gestión y Comunicaciones de la Universidad Autónoma del Perú, el impacto dependerá del grado de ocurrencia del fenómeno. En el caso de un evento fuerte, se proyecta una afectación de hasta el 1.5% del PBI nacional, lo que equivaldría a pérdidas de hasta S/18,600 millones, según el Ministerio de Economía y Finanzas.
Históricamente, sectores como la pesca, construcción, manufactura, agropecuario y minería han sido los más afectados por las lluvias asociadas al fenómeno El Niño. En eventos pasados, como en 1983, el PBI experimentó una reducción del 11.8%, destacando una disminución del 40% en el sector pesquero y múltiples impactos en la construcción, manufactura, agropecuario y minería. Los daños sobrepasaron los US$3,200 millones y 1.3 millones de personas resultaron damnificadas.
Ante esta situación, el gobierno peruano está implementando medidas de prevención y mitigación, focalizadas en la identificación y tratamiento de puntos críticos en ríos y quebradas. Aunque se han destinado recursos para estas acciones, el avance físico hasta noviembre del 2023 sólo fue del 48.3%, revelando la necesidad de acelerar las intervenciones.
Aprendizajes de eventos anteriores llevaron a la creación del Sistema Nacional de Gestión de Riesgo de Desastres (SINAGRED). En esta línea, la Dra. Moreno destaca la importancia de la planificación del crecimiento urbano, fortalecimiento del SINAGRED, agilización de recursos financieros, centralización de información y ayuda humanitaria dirigida a los más vulnerables.
En cuanto a impactos a largo plazo, el cambio climático ha elevado la frecuencia de eventos El Niño, con estimaciones de costos globales de hasta US$ 3.4 billones en los próximos cinco años. Como referencia en el caso peruano, la producción económica experimentó una caída del 10% en los años posteriores a los eventos de 1982 y 1988. Además, se debe considerar el costo reprimido y los efectos secundarios como la inseguridad alimentaria, el aumento de enfermedades, entre otros.
Por tal sentido, la Dra. Moreno señala la importancia de acelerar la ejecución de obras presupuestadas para mitigar los efectos del fenómeno El Niño, ya que hasta agosto de 2023, sólo se había utilizado el 2.7% del presupuesto asignado. Es fundamental una acción coordinada y eficiente por parte de los actores gubernamentales y regionales para minimizar el impacto económico y social.