De un momento a otro, hemos sido testigos, y lo seguimos siendo, de un acontecimiento jamás imaginado en el mundo (salvo en filmes de Hollywood), una especie de pesadilla que nos asalta estando despiertos y con los ojos bien abiertos.
Basta con mirar un momento las noticias para poder entender que el mundo ha sido golpeado e invadido por un enemigo silencioso e invisible. Países desarrollados y de primer mundo (de Asia y Europa) han sido los primeros en sufrir de sus letales dardos de este virus (Covid-19), el mismo que se ha extendido a muchos países de otros continentes; entre ellos, a países de América.
Por supuesto que el Perú no ha estado exento de este virus; tanto así, que ha obligado a sus autoridades a tomar medidas urgentes para combatir esta pandemia que ya ha cobrado decenas de miles de vidas en todo el mundo. Estas medidas dictadas, pasan por el tema del distanciamiento social obligatorio, el “toque de queda”, recomendaciones de higiene; así como también, aquellas propuestas en el ámbito laboral y económico como: subsidio del 35% para el pago de las planillas de las empresas, a aquellos trabajadores donde los sueldos no superan los mil quinientos soles; retiro de hasta dos mil cuatrocientos soles de la CTS y retiro de hasta dos mil soles del fondo de la AFP para aquellos que no están en planilla en el período de seis meses, proyectos de reactivación económica para las Micro y Pequeñas empresas, entre otros. No obstante, estas acciones abarcan responsabilidades de todos los actores de la sociedad, entre ellas, el empresariado.
Con respecto a la clase empresarial, es necesario resaltar la colaboración solidaria que se está teniendo de ella (cada quien en su rubro) en esta labor, por medio de: donaciones de comida para el personal de salud y de la policía; se realizan colectas solidarias para las personas más vulnerables; ofrecen sus instalaciones para albergar a los compatriotas que han retornado del extranjero, entre otras acciones. Empero, también es importante señalar las dificultades que están atravesando con la paralización temporal de sus operaciones, principalmente alas Micro, Pequeña y Mediana empresa, quienes cuentan con préstamos(acreedores) y planilla que pagar cada fin de mes y que, en estas circunstancias, no cuentan con la liquidez financiera para afrontarlo. Las grandes empresas, también están siendo impactadas, sobre todo las del sector de entretenimiento y de turismo: los cines, las discotecas, los casinos; cadenas de hoteles y restaurantes, entre otros. Serán estas a las que más tiempo les tomará recuperarse. Entonces, ¿Es posible ser una empresa socialmente responsable en época de crisis?, por supuesto que sí.
Si entendemos el concepto de ResponsabilidadSocial como la corresponsabilidad de todos los actores sociales para manejarlos impactos que provocan nuestras acciones colectivas en la sociedad y el planeta, entonces, las empresas son actores muy importantes en la contribución de la gestión de esos impactos a través de sus acciones y, en articulación con los otros actores (gobierno, proveedores, clientes, personal, ONGs, etc.). Este trabajo en conjunto, es vital para mitigar los efectos negativos que viene ocasionando la pandemia, tanto en sus clientes, sus colaboradores y la comunidad en general. El hecho de cerrar sus operaciones por más de un mes para acatar de manera rigurosa y con responsabilidad todas las disposiciones del gobierno, darles las facilidades a sus trabajadores para realizar trabajo remoto, pagarles puntualmente sus honorarios sin realizar descuentos, buscar estrategias para soportar la crisis y no despedir a sus empleados, dice mucho de qué tanto una empresa está comprometida con la responsabilidad social y, sin duda, es una forma de “escrutinio” frente a los que de ella dependen. A todo ello, se debe añadir que muchas de ellas están convocando voluntarios, contribuyendo con las investigaciones del gobierno, prorrogando pagos crediticios, etc. Todo esto con el fin de lograr un mismo objetivo: que la crisis pase pronto y que el impacto negativo se dé mínimamente. Lo mencionado anteriormente, son ejemplos de cómo muchas empresas vienen siendo responsables socialmente y que están comprometidas no solo con sus colaboradores, sus clientes, sus proveedores, sino con la sociedad en general.
La crisis en salud que estamos atravesando a nivel mundial, presenta una clara oportunidad para que las empresas se conecten más con sus stakeholders en pro de la búsqueda de un valor compartido, y ser parte del compromiso que tenemos todos para reducir las consecuencias negativas que podrían detonar después del término de la pandemia. Sin duda, frente a la incertidumbre, las decisiones con responsabilidad y compromiso son de suma importancia, y hoy toca a las empresas asumirlas frente a la problemática que estamos viviendo. Así que es crucial que todos los actores se involucren para que las soluciones sean más sostenibles y la reinvención sea mucho más rápida.
Por consiguiente, el compromiso delas empresas con la sociedad subyace de su actividad; la responsabilidad social debería estar en el ADN de cualquier empresa. Bajo estas circunstancias se puede apreciar qué tanto una empresa ha interiorizado su responsabilidad hacia sus dependientes, de manera particular, y, de forma general, con la sociedad.Dicho de otra manera, una crisis no es motivo para soslayar responsabilidades, sino más bien, adaptar formas que permitan cumplir con los objetivos y principios que caracterizan a cada empresa.
Es importante también mencionar que, frente a esta crisis, muchas empresas tienen la oportunidad de hacer suyo el enfoque de responsabilidad social, no solo para ganar una buena imagen o una buena reputación, sino, para coadyuvar a crear un mundo más sostenible para todos.
Aún se desconoce el día en que todo volverá a la normalidad; mientras tanto, esta crisis debe dejarnos enseñanzas importantes, como: responsabilidad, solidaridad, empatía y servicio hacia el prójimo y hacia la sociedad. Ese es el objetivo que debe envolvernos a todos; así a la empresa, como también, a la sociedad en su conjunto.