En las últimas semanas la expresión “nueva normalidad” se ha puesto de moda, posiblemente en un esfuerzo de distintas especialidades que buscan ayudar la asimilación de que la situación que enfrentamos se encuentra lejos de llegar a su fin. Sin embargo, deberíamos preguntarnos: ¿realmente nos encontramos frente a un escenario completamente desconocido? Desde mi perspectiva, la respuesta es un rotundo “no”.
La historia nos demuestra que nuestra civilización tiene experiencia lidiando con situaciones que les resultaron completamente nuevas y que lograron superar, como es el caso de la gripe española a fines de la Primera Guerra Mundial que, a diferencia de lo que sugiere su nombre, según los investigadores puede haber iniciado en los Estados Unidos de América; o como España, que debió adaptarse a la dictadura del General Francisco Franco a fines de la década de 1939; además del giro de Cuba de una economía de mercado a una planificación centralizada a fines de 1950 o lo que ocurrió en Perú que atravesó un periodo de violencia política que se desencadenó a inicios de la década de 1980. Como se puede observar, ya sea por factores sanitarios, sociales, políticos u otros, los elementos que forman nuestra sociedad han sabido encontrar la manera de sobrellevar exitosamente los retos que se requieren frente a nuevos escenarios.
A pesar del reto que puede significar concientizar a una población respecto a los cuidados que debe de considerar para evitar exponerse al infame virus, debemos reconocer que contamos con elementos como la tecnología, la misma que nos permite que la información fluya de manera instantánea, reduciendo notoriamente los efectos adversos del COVID-19, permitiendo que nuestra vida se desenvuelva con relativa normalidad, ya que a pesar de los notorios cambios en cuanto a las formas, el fondo sigue siendo el mismo, seguimos estudiando, aunque de manera no presencial, seguimos acudiendo a los mercados pero manteniendo una distancia prudente, entre otras actividades que se ven restringidas, mas no prohibidas.
En conclusión, la aparición del COVID -19 es un virus nuevo para la sociedad pero es un escenario bastante conocido en el cual debemos identificar las acciones que colocan en riesgo nuestras vidas o la de nuestros seres queridos para evitarlas y, luego de identificar esas nuevas restricciones, crear formas que nos permitan seguir desarrollando nuestras vidas, dentro de esta “nueva normalidad”.