En cada región la sociedad tiene formas particulares de comportarse y expresar sus preferencias, dentro de ellas las generaciones como los boomers, generación X, millennials y generación Z, se han distinguido unos de otros por el uso de la tecnología, grado de instrucción y compromiso con su entorno. En estos tiempos de coronavirus se está marcando diferencia entre jóvenes y viejos basándose en la vulnerabilidad ante la enfermedad que no ha respetado lugar, condición social o educación.
Si bien es cierto que estas diferencias entre generaciones no son muy marcadas, hay un umbral donde existen demandas por productos y servicios en común que sirven de referente para las empresas y al aparato productivo. Hasta antes del 2020, el énfasis estaba en la tecnología con prioridades que no consideraban el bienestar general, vistas como inviables, y donde la situación que estamos pasando tenía una probabilidad de ocurrencia casi nula.
Actualmente, tras la aparición del Covid-19, se evidencia la necesidad de estar preparado para los cambios, enfrentar situaciones diversas y adaptarse a nuevas realidades. Como lo dice Rodríguez y Chávez (2020), fomentar el pensamiento complejo; o García (2020), pensamiento sistémico acompañado de valores y ética, trasmitiendo la cultura y la enseñanza de las incertidumbres. Estos temas ya se venían trabajando, conocidas como competencias genéricas, las cuales fueron clasificadas como instrumentales, interpersonales y sistémicas por la Organización de Tuning Europa. También fueron trasladadas a America Latina, donde adicionalmente se consideró competencias genéricas que pueden ser catalogadas como sociales.
Considerando el informe de la CEPAL (2020), en América Latina habrá una caída del PBI del 5,3%, considerada como la peor situación que le ha tocado vivir y, aunque no se tiene la certeza de lo que vendrá, se hacen propuestas de gobiernos que consideren las necesidades de los diversos grupos sociales y fortalecer su economía. Complementando las políticas gubernamentales, se encuentra la situación de la población, con una generación de millennials que atravesó su primera situación crítica comenzando el siglo, obligados a especializarse, desarrollando competencias profesionales para sobrevivir en el mercado laboral. En esta época de coronavirus, junto a las otras generaciones, con sus respectivas experiencias, reconocen la necesidad de estar preparados ante el cambio para lograr el éxito profesional.
Por ello la formación debe estar enfocada en el desarrollo de competencias tanto genéricas como profesionales. Hay que considerar que las competencias genéricas no están limitadas a los primeros semestres de la educación profesional, ya que al ser adquiridas van evolucionando, alimentando y alimentándose de las otras competencias durante toda la vida, logrando niveles superiores que permiten innovar, fomentar el pensamiento sistémico, adaptarse al cambio, entre otros. De ahí su gran importancia para fortalecer la economía.